Se ha escrito mucho sobre las diferentes fuentes de conocimiento y sabiduría del ser humano, y se dice que podemos llegar a tener hasta 6 tipos inteligencias. Existen estudios científicos muy sofisticados sobre este tema, pero nosotros, como somos muy pragmáticos, queremos compartir contigo las 3 principales en las que científicos y psicólogos coinciden.
Todo ser humano tiene 3 fuentes de conocimiento:
- Racional: Pensamiento analítico, raciocinio. Capacidad de reflexión y toma de decisiones mediante el análisis razonado que nacen en nuestro cerebro.
- Emocional: Emociones y sentimientos que nacen de nuestro corazón.
- Instintivo: El instinto nos proporciona la sabiduría del cuerpo y de nuestra parte más animal, física. El instinto lo podemos sentir escuchando a nuestro propio cuerpo, sobretodo nuestro estómago. El cuerpo si lo escuchas, te indica sus necesidades.
Como veis situamos metafóricamente estas tres inteligencias en distintas partes del cuerpo (cabeza, corazón y estómago) pero la realidad es que nuestro cerebro tiene dentro de sí mismo, estas 3 áreas diferenciadas.
El cerebro reptiliano es el más primitivo: el que tenían los primeros seres que habitaron la tierra y el que, hasta el día de hoy, tienen reptiles y anfibios. El cerebro límbico es la parte donde se generan y se integran las emociones. La parte más externa o neocórtex es la masa cerebral que nos permite ser capaces de racionalizar, es allí donde reside nuestra capacidad analítica.
El neurocórtex es la parte más potente porque nos brinda unas capacidades increíbles para analizar, revisar, construir, imaginar y crear. Esto nos convierte en los seres más inteligentes de la tierra en cuanto a capacidad racional. Sin embargo, hay que considerar que el cerebro reptiliano y el emocional, no son tan potentes pero reaccionan y nos dan órdenes de forma mucho más rápida que el neurocórtex, por lo que su gestión y comprensión es clave para poder gestionar nuestras respuestas.
Así pues, vemos que tenemos muchos más recursos que no solo la razón. La información que nos dan las emociones y nuestro cuerpo nos puede dar muchas pistas sobre nosotros mismos. Si hay algo que te está provocando una emoción, escúchalo, ponle atención, las emociones nos da información que, en muchos casos, nuestra razón no es capaz de percibir… O está “disfrazando” de forma racional algunas cosas que nuestra emoción lee de forma diferente.
Cada emoción tiene una función muy clara… La tristeza nos indica que necesitamos parar para recuperarnos. La rabia te indica que se han superado algunos límites, que quizás tienes que revisar, que necesitas desahogarte. El miedo te avisa de riesgos, ¿por qué no revisar si son reales o no en lugar de negar el miedo? Y la alegría te invita a compartir, a celebrar, déjala salir y únete a los tuyos, esto te dará fuerza para seguir adelante.
Os suena haber escuchado a alguien que ha sufrido un golpe decir “No pasa nada… estoy perfecto, sigamos” y tú ves que hay dolor… Pero la razón a veces es más fuerte y va a la suya, decide por ti, sin escuchar nuestra emoción, y seguimos y seguimos, sin dar espacio a la recuperación, al duelo…
Y yo digo… Si nuestras emociones tienen tanta información sobre lo que necesitamos, sobre lo que nos da miedo, sobre lo que nos gusta, sobre lo que nos disgusta, sobre lo que realmente es importante para nosotros… ¿Por qué no las escuchamos más?
La emoción es una forma de inteligencia, ¡ponla a jugar a tu favor!
Verás que cuando la razón y la emoción hacen equipo te dan una fuerza capaz de superar todos los obstáculos, vencer los retos, conseguir los objetivos y ¡hacerte la persona más feliz del mundo!
¡FELICES FIESTAS CON MUCHA EMOCIÓN!
Fundadora y Directora del Instituto de Inteligencia Emocional
Ph: The Huddle.