El mayor inconveniente de ser “el jefe” es el riesgo de aislamiento. ¿Por qué? Porque cuando alcanzamos un puesto de responsabilidad se nos presenta un gran reto: el miedo sobre lo que que nuestra posición pueda crear en otros, que no seamos capaces de generar la confianza para que nos digan lo que realmente piensan, que no sean auténticos, que empiecen los “postureos”… Aquí inicia la sensación de soledad cuando estás en la cima.
En mi opinión el feedback sincero y auténtico, bien dado y bien recibido, es la herramienta clave de los grandes líderes. Todavía hoy, en la gran mayoría de organizaciones, el feedback es sólo de arriba a abajo (y en algunas ni eso). No integrar el feedback en nuestros equipos implica un gran riesgo para la organización, una pérdida de oportunidad y un estancamiento tanto de los profesionales como del líder.
En muchas ocasiones llegamos a un cargo de responsabilidad por haber hecho muchas cosas bien y nos apalancamos en ello. Creemos tener la fórmula mágica pero nos olvidemos que el entorno cambia: el tamaño del negocio, las dinámicas de trabajo, nuestro equipo…nada se mantiene siempre igual. Entonces,¿por qué nos cerramos a escuchar formas de mejora y aprendizaje?
Cuando empiezo con un cliente nuevo, normalmente contratada por el CEO para llevar al equipo y a la organización al alto rendimiento (o a brillar como a mí me gusta llamarlo), lo primero que le digo es: “Voy a decirte cosas que no te gustarán, ¿estás dispuesto a escucharme? Luego tú eliges si utilizar lo que te he dicho y para cambiar o no, pero necesitamos que escuches opciones de mejora”. Cuando identifico alguna reticencia en esta conversación insisto con la frase: “Si no lo hago yo, ¿quién te dirá las cosas que nadie se atreve a decirte?”
El feedback es la herramienta más potente y directa para la mejora profesional y del equipo. Es la única que nos permitirá llegar a la excelencia y, sin embargo, la menos utilizada. Simple y fácil, no es complicado. A veces me pregunto: ¿Para qué estamos invirtiendo en métodos sofisticados de trabajo, como el Agile, por ejemplo, si no tenemos lo básico en orden?
Con un pequeño esfuerzo se puede conseguir crear una cultura de feedback. Así el feedback se puede implementar como una rutina habitual en vuestro día a día. Siguiendo la metodología innovadora The Zone, proponemos a nuestros clientes estos 4 pasos:
- Escribir los acuerdos del equipo sobre para qué y cómo dar feedback (de esta manera creamos el marco de seguridad y confianza).
- Aceptar el feedback como un regalo para mejorar y suspender el juicio personal cuando estamos en el proceso de feedback.
- Identificar un buen método de feedback asertivo y ser fiel a él. Hay diferentes fórmulas, unas son más largas, otras más cortas. Muchas veces no somos conscientes que en sólo 3 minutos podemos dar o recibir una píldora de feedback rápido y llevarnos un regalo para nuestro aprendizaje y mejora. Para ello utilizamos una fórmula sencilla, rápida y fácil:
- ¿Qué has hecho bien?
- ¿Qué podrías haber hecho diferente?
Utilizando exactamente esta formulación, la conversación siempre es productiva. Por supuesto hay otras formulaciones más detalladas para momentos que requieran un feedback más profundo. Cuando algo ha tenido un impacto grave o hay que desarrollar una serie de medidas para el cambio.
- Implementarlo como un procedimiento rutinario más. El equipo decidirá hacerlo quizás semanal, bisemanal, después de cada evento importante o de cada reunión. Lo que se decida se deberá cumplir y realizar un seguimiento trimestral.
Si realmente la mejora constante y la excelencia son una prioridad, el equipo necesita desarrollar el feedback como un hábito, como una rutina y hacerlo con un proceso seguro y de confianza, permitiendo que nuestros miedos al feedback desaparezcan a base de experiencias satisfactorias.
El feedback nos permite llegar a la mejor versión posible de cada uno de nosotros y del equipo en su conjunto. Un equipo no es un grupo de personas trabajando juntas, un equipo es un grupo de seres humanos que son vulnerables, que aprenden juntos, tienen un objetivo común y que se apoyan mutuamente para llegar más lejos.
Tan sencillo y tan potente, en nuestro equipo nunca hemos aprendido tanto como en los últimos 5 años utilizando la metodología de feedback. Y tú, ¿te atreves?
Fundadora y Directora del Instituto de Inteligencia Emocional
Ph: Freepik