Intentas hacerlo bien, tienes mucha ilusión por tu nuevo rol pero te frustras cuando las cosas no salen como tú quisieras… ¡Bienvenido al mundo de la gestión de equipos!
Muchos líderes han llegado a sus posiciones con mucho esfuerzo en el hacer, realizando muchas tareas y luchando mucho. Y en este nuevo rol siguen haciendo lo mismo, el trabajo intenso es agotador y además tienes la presión de tener que llegar a los objetivos y ¡de demostrar que no se han equivocado con tu promoción! Esta es la peor parte, tener que justificar cada día que eres un buen líder y que puedes hacerlo. Esto pone presión adicional.
Nosotros os recomendamos siempre revisar el enfoque, cambiar de paradigma, en el rol de líder tu función no es hacer tareas y trabajar sin parar. Tu rol ahora requiere pensar con calma, estar sereno y tomar decisiones.
Cuando lideras y sigues con tu mentalidad de luchador o luchadora, corres el riesgo de caer en el victimismo porque estás en una posición retadora. Si no estás fresco puedes acabar como el queso en un sandwich con la dirección presionando por arriba y ¡el equipo por abajo! Empodérate, toma las riendas y cambia tú lo que está en tu control. Deja de centrarte en las tareas, céntrate en las personas y en la estrategia.
Si creas un buen equipo, ellos sabrán lo que hay que hacer. Si tu equipo no realiza las tareas… ¡Es tu función enseñarles, acompañarles y si no hay otra opción, cambiarlos!
Tu rol ahora es apoyarlos, hacerles crecer, liderar y gestionar el cambio para que ellos puedan realizar las tareas de la mejor forma posible. Esto es liderar.
El rol del líder es gestionar problemas, aprende a vivir con ello. Si quieres liderar, deja de luchar y empieza a negociar.